lunes, 3 de marzo de 2014

La Cacha: revelan que el Vaticano sabía de los secuestros

La hermana de una desaparecida aseguró que desde la cima eclesiástica les respondieron en una carta que ofrezcan “el sufrimiento”. Fue en el marco de la novena jornada del juicio por crímenes de lesa humanidad.

Inés Seoane aseguró que denunciaron la desaparición de su hermana ante la Santa Sede (Foto: Eva Cabrera)
Por Martín Soler -noticiasplatenses@gmail.com @martinenlared -Fotos: Eva Cabrera


La hermana de una desaparecida que pasó por el centro clandestino de detención La Cacha, que funcionó en La Plata durante la última dictadura cívico militar, reveló que cuando estaban buscando a su hermana enviaron una carta al Vaticano desde donde le respondieron que los acompañaban en la “oración” y les recomendaron que ofrezcan “el sufrimiento”.

La psicóloga Inés Seoane es hermana de María Seoane, militante de la Juvetud Peronista y de Montoneros, quien fue
secuestrada el 12 de mayo de 1977 tras un operativo de las fuerzas conjuntas en la localidad de Berisso. La profesional dio testimonio de ese hecho y recordó, entre otras situaciones, que acudieron mediante un envío epistolar al Vaticano para obtener información del paradero de su hermana.

La testigo recordó que la respuesta desde la cúpula eclesiástica del cristianismo fue: “Los acompaño en su oración y que ofrezcamos el sufrimiento”, lo que se entendió como una formalidad. Más allá de la respuesta, el dato saliente es que en la Santa Sede sabían de las desapariciones forzadas de personas que se estaban ejecutando en Argentina a manos del gobierno de facto. 

La familia Seoane llegó a esa instancia luego de recorrer comisarías, juzgados y luego de entrevistarse con el rey Juan Carlos de España durante una visita realizada a suelo criollo. En esa reunión el monarca les dijo que habían hecho varios pedidos por ciudadanos españoles desaparecidos y que no habían recibido respuesta alguna por parte de las autoridades argentinas consultadas.

Los padres de Inés y María habían llegado a Argentina de jóvenes, con las hermanas pequeñas, escapando del horror del franquismo. “Todos los que estábamos vivos (en la dictadura) nos sentíamos afortunados. Nuestras madres no pudieron deprimirse y quedarse en la casa tomando pastillas. La dictadura fue peor que el franquismo”, sostuvo la testigo, quien finalizó su relato con la lectura del poema “Las sombras”, escrito por su madre.

Verónica Bogliano, durante su declaración y al concluirla

Hijos querellantes. Verónica Bogliano fue la primera testigo de la jornada del viernes 28 de febrero. Dio testimonio del secuestro de sus padres ocurrido el 17 de agosto de 1977, un día antes de su cumpleaños, en la casa que habitaban en Villa Elisa

Una semana después de los secuestros sufrieron el saqueo de la vivienda que los cobijaba en calle 423 entre 22 y 23. “Robaron todo, se llevaron hasta el inodoro y las canillas, fue un saqueo. Se llevaron todas las fotos, yo no tengo ninguna con mis padres”, detalló la abogada querellante.

Entre llantos, recordó que en el legajo laboral de su madre que trabajaba en una dependencia de la Armada nacional figuraba que fue dada de baja “por ausencia”, situación que ya fue enmendada.

También resaltó que sus abuelos presentaron hábeas corpus e hicieron denuncias internacionales ante la Organización de Estados Americanos (OEA) y Cruz Roja Internacional. Recién en mayo de 2008 le avisaron telefónicamente que habían identificado los restos de su madre. Un año después ocurrió lo mismo con el cuerpo de su padre. Estaban enterrados en una tumba NN del cementerio de La Plata junto a los restos del matrimonio San Emeterio-Delgadillo y de Stella Maris Bojorge.

Los padres de la profesional “fueron peronistas, formaron parte de una generación que realmente querían cambiar las cosas” expresó la joven, y recordó que sus abuelos “se murieron sin saber que había pasado con sus hijos”.
                   
Ramón Mariano Baibiene, tras declarar Leticia Baibiene, en su declaración          

Los hermanos Leticia y Ramón Baibiene

También declararon los hermanos Leticia y Ramón Mariano Baibiene por los secuestros de sus padres Arturo Baibiene (asesinado) y Elba Leonor Ramírez Abella (desaparecida), ocurrido el 26 de abril de 1977. El joven recordó que el asesinato de su padre fue publicado en el diario El Día de La Plata como “subversivo abatido”.

“En la construcción del discurso dominante era difícil explicar que a mi casa entraron treinta personas a enfrentarse a un hombre, una mujer, un chico de un año y mi hermana de tres”, relató el querellante y agregó: “En el año 1995 cuando empezamos a caminar con los compañeros de HIJOS nos llamaron violentos, claro, éramos hijos de ‘subversivos’, y nos llamaron violentos por pedir ‘justicia’”.

“No perdonamos, no nos reconciliamos. Mientras haya un genocida que podamos identificar y probar su responsabilidad vamos a seguir peleando para que se haga justicia. Donde haya una necesidad, van a estar los compañeros luchando y en sus banderas van a estar los treinta mil compañeros desaparecidos”, expresó en el final de su relato que fue ovacionado con un cerrado aplauso y desde el palco de prensa lo saludaron tres cronistas con los dedos en “V” de victoria.
           
Camilo Cagni se saluda con sus allegados al concluir con su declaración  (izquierda), y Laura Bogliano, estrechada en un fuerte abrazo tras su declaración

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