lunes, 27 de julio de 2015

Miembros de la Armada y Prefectura a juicio en La Plata I y II



 (HIJOS LA PLATA )Miembros de la Armada y Prefectura a juicio en La Plata (I)
Por Eugenia Marengo

Son responsables de 40 casos de privación ilegítima de la libertad, torturas y homicidios.Hoy comienza el juicio que llevará al banquillo a ocho represores pertenecientes a la Armada y Prefectura Naval, culpados por 40 casos de privación ilegítima de la libertad, torturas y dos homicidios, en Berisso, La Plata y Ensenada.


A partir de las nueve de la mañana, el Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1, presidido por Carlos Rozanski dará inicio a la causa: “Fuerza de Tareas N°5 -Armada Argentina y Prefectura Naval Argentina- sobre Delitos de Lesa Humanidad”.

Durante la última dictadura militar, la Armada se reorganizó en “11 Fuerzas de Tareas”. A lo largo y ancho del país, se estableció una división territorial de la represión, cuya estructura se fue montando desde hacía décadas atrás. La región de La Plata, Berisso y Ensenada estaba controlada por lo que se denominó “Fuerza de Tareas N°5”, integrada por el Batallón de Infantería de la Marina (BIM 3); el Servicio de Inteligencia Naval, el Hospital Naval, el Liceo Naval, el destacamento de Prefectura de Río Santiago, los Centros de Detención Clandestina “La Cacha” e Infantería de Policía. Toda la zona ribereña estuvo controlada por la Marina.

Este circuito garantizaba un control permanente en un importante cordón fabril de la región que contaba con trabajadores de la Petroquímica Mosconi (YPF), Propulsora Siderúrgica La Plata, el frigorífico Swift de Berisso, Astilleros Río Santiago de Ensenada, entre otras fábricas. En un contexto de significativas luchas obreras en todo el país, en 1975 fueron parte de las históricas jornadas contra las políticas económicas de Celestino Rodrigo, ministro de Economía del gobierno de Isabel Perón. En ese marco, las sistemáticas persecuciones preanunciaban uno de los objetivos primordiales de cada golpe de Estado en nuestro país: reprimir a la clase obrera para desarticularla.

Con el fusil en la nuca

Tania Nuez tiene 39 años. Nació en Ensenada, tres meses antes de que se llevaran a su papá, Ricardo Nuez, trabajador de Astillero Río Santiago, militante del ERP. Hoy Tania recuerda a su papá desde distintas formas. En la hermandad de las luchas, con su militancia en HIJOS La Plata; en su trabajo en el Astillero; en el encuentro con los compañeros de su viejo; en el complejo y doloroso ejercicio de dar testimonio. Serán cuatro meses de juicio, y ella es una de las 110 testigos que se sentará con la convicción de que su relato sea parte de la búsqueda de verdad para todos los desaparecidos, asesinados y sobrevivientes del Astillero Río Santiago.

Fue durante la misma madrugada del 24 de marzo de 1976, cuando marinos y prefectos irrumpieron las calles y las fábricas de las ciudades ribereñas. “En Astillero a los primeros que levantaron fue a los delegados activistas de la lista opositora”, cuenta Tania. Los testimonios de los sobrevivientes, explican que la mayoría fueron llevados a la sede de Prefectura, en el Puerto de La Plata, luego derivados a dos circuitos: Liceo Naval y la Unidad N° 9, o a Infantería de la Policía, en la calle 1 y 60.

“Siempre cuentan que estaban trabajando con el fusil en la nuca”, dice Tania trasmitiendo el relato de ‘los viejos’, como le dicen a la generación de trabajadores de su papá. El nivel de control era total. Frente al Astillero, está la Escuela Naval Militar, mientras que desde adentro funcionaba un destacamento del BIM III. Este Batallón de Inteligencia de Infantería, actuó durante los primeros tres años de la dictadura bajo el mando de los comandantes de Marina Eduardo Fracassi, condenado en Bahía Blanca, Roberto Wulff de la Fuente y Oscar Abriata, entre otra decena de represores que no serán juzgados en este juicio.

La historia de Ricardo Nuez en el Astillero comienza en 1958, en la escuela de aprendices con tan solo 14 años. De ahí en adelante, para Ricardo fueron intensos años de paros, movilizaciones, toma de fábrica, seguidos de suspensiones, represión y permanentes desalojos por parte de la marina.

“Mis viejos son de Ensenada, en 1969 se casaron y al otro día se fueron a Villa Regina, en Río Negro.  Mi papá hizo la colimba allá. Trabajó en una fábrica metalúrgica que hacía maquinaria agrícola. Como no había seccional del gremio -la UOM- crearon una con otros compañeros. Ahí salió elegido delegado, y después de un tiempo, los jefes lo despiden, haciendo una campaña de difamación. Les hicieron creer a los compañeros que lo habían arreglado con plata para que se vaya”.

Como candidato a diputado por el PST, y militante del ERP, ya había motivos para su persecución en Río Negro. “En 1973 se vuelven para Ensenada, -después del asesinato de Rucci, me dice siempre mi mamá. Maneja dos años un remis, y en el ‘75 vuelve a Astilleros”, recopila Tania.
Publicado por HIJOS en 12:23

Miembros de la Armada y Prefectura a juicio en La Plata (II)
Por Eugenia Marengo

Los ex jefes de la Armada y Prefectura persiguieron y reprimieron sistemáticamente durante la ultima dictadura militar a la clase obrera con el fin de desarticularla.

Volver a Ensenada

El 4 de junio de 1975, Celestino Rodrigo, Ministro de Economía del gobierno de Isabel Perón, llevó a cabo un severo ajuste y devaluación que generó una gran crisis y como respuesta a este plan, las movilizaciones obreras no tardaron en salir a las calles. Fue durante los días 7 y 8 de julio cuando la huelga general paralizó al país. En Ensenada la marcha salió desde Astilleros, y en el camino se unieron a los trabajadores de Propulsora, siguieron por el camino Rivadavia hasta llegar a la seccional de la UOCRA, donde funcionaba la CGT. Allí fueron fuertemente reprimidos.

Al grito de “14.250 o paro nacional”, más de 10 mil obreros y obreras de todo el cordón fabril ribereño se hicieron escuchar. Esta medida de fuerza, terminó con la renuncia del ministro de Economía, y la homologación de los Convenios Colectivos de Trabajo, vigentes hasta hoy.

En las tardes de julio, el sol se deja de ver temprano. Ya eran las siete y la noche se les caía encima a los obreros y las obreras reunidos en multitud.  Estaba la desesperación de saberse lejos, de garantizar que ante la avanzada de la policía, había que regresar. Tania, trae una anécdota. Dicen, que en medio del tumulto, su papá hizo frenar un micro de línea para que suban todos los compañeros y puedan regresar a Ensenada. Regresaron. A pesar de la represión. Organizados de ida y de vuelta.

Con el transcurso de los meses, el hostigamiento se volvió permanente. Después del Golpe, los trabajadores fueron vigilados, perseguidos, torturados y desparecidos. En medio de la madrugada del 31 de julio del 1976, quince personas de civil entraron a la casa de Tania, uno de ellos con la cara tapada. Una de las primeras cosas que vieron fue un cuadrito, típico de esa época, que tenía una cigüeña, un sourvenir que recordaba su nacimiento. “El bebé dónde está”, dijo uno de ellos.

“De casualidad esa noche no estaba, porque dormía en lo de mi tía. Quizás si hubiese estado ahí, se llevaban a mi vieja también y yo sería una de las cuatrocientas apropiadas”.

“Quedate tranquila que no le va a pasar nada”, así le dijeron a Elsa Gómez la mamá de Tania, después despertarlos quince hombres armados en medio de la noche.

Elsa no llegó a ver en qué se lo habían llevado, si en un Falcon o un camión de Prefectura. A Ricardo Nuez no se lo vio más. Desde ese momento, Elsa no dejó de buscarlo. Salía todas las noches a hacer recorridas con su auto.

En esas recorridas Elsa no encontró a su esposo, pero vio cómo secuestraron en un Ford Falcon a dos personas, en distintos momentos: Mario Oscar Gallegos y Juan Carlos Blassetti, a quien siguió hasta la Prefectura, hoy desaparecidos. También, en sus consultas a la comisaría de Punta Lara, una vez se encontró con las ventanas de la comisaría tapiadas. “Ella misma se ponía en peligro”, reflexiona Tania.

Elsa ya ha declarado en el marco de los Juicios por la Verdad, y ahora lo volverá hacer en este juicio.

Los imputados y la Justicia

La causa contempla cuarenta casos, de los cuales hay nueve desaparecidos, veintinueve sobrevivientes, y dos homicidios.

Como imputados están, el Comandante de Operaciones Navales, Antonio Vañek, ya condenado a cuarenta años de prisión por la causa “Plan Sistemático”, por la apropiación de bebes. El Comandante de la Fuerza de Tareas N°5, Alberto Errecaborde. El director del Liceo Naval, Juan Carlos Herzberg, sentenciado por otras causas. El comandante del BIM 3, José Fernández Carró.  Los jefes de la Prefectura Naval del Puerto La Plata, Carlos Schaller y Luis Roca. El oficial de Prefectura, Eduardo Antonio Meza. El ex jefe de Operaciones de Inteligencia del BIM 3, Eduardo Fernando Guitán. Finalmente, Tomás Osvaldo Méndez, oficial de Prefectura Naval y Antonio Mocellini, 2do. Comandante del BIM 3, fallecieron antes de ser llevados a juicio.

La mayoría de los imputados llegará mañana a la instancia del juicio, con el beneficio de la prisión domiciliaria. Sólo Roberto Guitián, está detenido la Unidad N° 31 de Ezeiza. También estarán los testimonios de enfermeras del Hospital Naval que denunciaron la existencia de partos clandestinos en el predio.

“A mi casa entraron quince personas, pero por el caso de mi viejo hay un solo imputado” -afirma Tania y agrega-, “desde HIJOS, siempre decimos que estos juicios son fragmentados. Hay ocho imputados por cuarenta casos en una zona con cientos de detenidos y desaparecidos, donde funcionaron cuatro centros de detención clandestinos dependientes de la Armada. Mientras que en Astilleros solamente hubo 42 de desaparecidos”.

Luchas de ayer y de hoy

Desde el año 2007, Tania trabaja en Astilleros. Entró, porque los y las hijas de los trabajadores tienen prioridad, esto figura en el mismo convenio de trabajo por el que lucharon en aquellas jornadas de julio de 1975. Desde el área de control de calidad, Tania lo ha conocido por dentro, si bien tiene una tarea administrativa, también le permite recorrer los talleres e ir a los barcos, que se recuestan sobre el Río Santiago.

“Con los compañeros de mi viejo me contacté apenas entré, ávida de información. Fue muy lindo, me contaron anécdotas. Un día entré al taller de cobrería, donde trabajaba mi viejo, que pertenecía al área de chapa fina. La mayoría de los talleres son grises y están repletos de fierros, pero hay un lugar donde entra mucha luz y está lleno de plantas. Cuando lo vi, les dije ‘qué lindo es ese lugar’ y uno de los compañeros me dice que ahí era dónde mi viejo se sentaba todas las mañanas a tomar mate”.

Cada 24 de marzo, en el Astillero se recuerda a los/as trabajadores/as desaparecidos/as. Hay un monumento y placas con sus nombres. Este año hicieron una bandera con todas las caras, para llevarla a las marchas y jornadas. En este último 24, dice Tania, una madre se acercó a acariciar la foto del rostro de su hijo pintado en la bandera. “Ahí te das cuenta que lo importante son esas instancias, van porque algo de su hijo está ahí, en el Astillero. A mí misma me pasó. Cuando camino por el Astillero me imagino: mi viejo pisó acá, vio este amanecer detrás de la grúa como lo estoy viendo yo. Vio lo que yo veo ahora. Todos los días. El Astillero es amor. Es gigante de tamaño y de historia”.

Este año a Tania le toca declarar. La responsabilidad la siente por cada uno de los trabajadores que hoy no están. Por los cuarenta restantes, que no entran en este juicio. Por la lucha que continúa, en colectivo y organizada. Por su historia y la de todos/as. Cuando le toque, está segura de una cosa: “Voy a declarar, no sólo por mi viejo, sino por  todos los demás compañeros”.
Publicado por HIJOS en 15:48

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